Hoy me he sorprendido notablemente cuando yendo en el coche ha pitado el termostato indicando que habíamos bajado de los 4 grados. Asombrada he mirado el cálido sol que asomaba entre las montañas y el cielo azulado, teñido por una fina capa de nubes, como si fuera nieblilla. Menudo tiempo.
Pero la semana pasada fue mejor. El Lunes llovía a cántaros en la ciudad, inundando las calles y haciendo que las carreteras parecieran ríos. El Martes un amigo me tuvo que dejar un pantalón y un par de calcetines para poder volver a mi casa sin tener que arrastrar los pies por el suelo. Las zapatillas habría sido demasiado abusar, pero me hubieran hecho falta unas nuevas. El Miércoles, a pesar de todo lo que había llovido el día anterior y los enormes lagos que había en los campos, todo estaba más blanco que en Navidad. Una capa de varios centímetros de nieve blanca, fina, y espesa, perfecta para lanzarla o revolcarse en ella. Impresionante, vaya. El Jueves, para sorpresa y desilusión mía, de la nieve no quedaba ni rastro y lucía un espléndido son primaveral que te permitía llevar la chaqueta desabrochada si no querías asfixiarte de calor. Y el Viernes, más de lo mismo, llegando el sábado a ir yo con una camiseta y la chaqueta por encima cuando el Miércoles iba con camiseta, jersey y cazadora de abrigo, sin olvidar la bufanda y los guantes. Inaudito.
Y es que el tiempo anda de mediolado, como todos. Hay árboles que por la confusión del clima florecieron en invierno, porque sencillamente no hacía frío. Y ahora, entrando en Marzo nos nieva. Pero tampoco es que haya durado mucho. Frío va, tormenta viene, y llueve en exceso causando bastantes inundaciones, lo cual a mi me viene de culo y cuesta abajo porque va a causar una gran germinación en primavera y los alérgicos nos vamos a tener que atrincherar en casa con mascarilla, bilina y nasonex. Pero esto no viene al caso, a lo que iba: que el tiempo está loco. Todavía recuerdo aquel año por Teruel que en Semana Santa íbamos en manga corta y en pleno Agosto no encontrábamos por el armario más ropa que ponernos. Un desastre… Otro más para el historial.
Aquí un día, sin comerlo ni beberlo, nos ha hecho 40 grados de calor porque sí a finales de Abril... ¡40 grados! ¿Estamos locos o que?
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