Sin margen y sin abismo

Podría haberse llamado de muchas maneras, de infinitas maneras, pero el resultado habría sido el mismo.

Así está bien.



lunes, 15 de marzo de 2010

Con nieve y sol

Hoy me he sorprendido notablemente cuando yendo en el coche ha pitado el termostato indicando que habíamos bajado de los 4 grados. Asombrada he mirado el cálido sol que asomaba entre las montañas y el cielo azulado, teñido por una fina capa de nubes, como si fuera nieblilla. Menudo tiempo.

Pero la semana pasada fue mejor. El Lunes llovía a cántaros en la ciudad, inundando las calles y haciendo que las carreteras parecieran ríos. El Martes un amigo me tuvo que dejar un pantalón y un par de calcetines para poder volver a mi casa sin tener que arrastrar los pies por el suelo. Las zapatillas habría sido demasiado abusar, pero me hubieran hecho falta unas nuevas. El Miércoles, a pesar de todo lo que había llovido el día anterior y los enormes lagos que había en los campos, todo estaba más blanco que en Navidad. Una capa de varios centímetros de nieve blanca, fina, y espesa, perfecta para lanzarla o revolcarse en ella. Impresionante, vaya. El Jueves, para sorpresa y desilusión mía, de la nieve no quedaba ni rastro y lucía un espléndido son primaveral que te permitía llevar la chaqueta desabrochada si no querías asfixiarte de calor. Y el Viernes, más de lo mismo, llegando el sábado a ir yo con una camiseta y la chaqueta por encima cuando el Miércoles iba con camiseta, jersey y cazadora de abrigo, sin olvidar la bufanda y los guantes. Inaudito.

Y es que el tiempo anda de mediolado, como todos. Hay árboles que por la confusión del clima florecieron en invierno, porque sencillamente no hacía frío. Y ahora, entrando en Marzo nos nieva. Pero tampoco es que haya durado mucho. Frío va, tormenta viene, y llueve en exceso causando bastantes inundaciones, lo cual a mi me viene de culo y cuesta abajo porque va a causar una gran germinación en primavera y los alérgicos nos vamos a tener que atrincherar en casa con mascarilla, bilina y nasonex. Pero esto no viene al caso, a lo que iba: que el tiempo está loco. Todavía recuerdo aquel año por Teruel que en Semana Santa íbamos en manga corta y en pleno Agosto no encontrábamos por el armario más ropa que ponernos. Un desastre… Otro más para el historial.

lunes, 8 de marzo de 2010

Millenium 3: La reina en el palacio de las corrientes de aire.




Tercera y última película de la corta saga que planeó Stieg Larsson. Realmente eran alrededor de seis libros, seis hermosos libros que llegaban a sus buenas mil páginas, pero falleció inesperadamente de un infarto al corazón tras entregar el tercer volumen a su editor y apenas viendo la fama y el impacto que habían causado sus novelas en el ámbito mundial. Por fortuna para sus seguidores la trama principal en la que se basan los dos primeros libros quedó cerrada y concluida, así que podemos estar satisfechos con el trabajo que realizó este famoso escritor. Otro día hablaré de los libros que, a mi parecer, son bastante buenos, con una forma de escribir sencilla, pero con una trama que engancha a pesar de que les cueste arrancar.
Hoy vengo a hablar (y criticar) la tercera película que se estrenó el pasado viernes 5 de Marzo. Como no, condensar un libro de mil y pico páginas en dos horas y media de película y que sea fiel es más que un milagro, y mucho más si es un libro que trata básicamente de la investigación y el juicio de una persona, que puede llegar a ser realmente pesado y aburrido. Pero no, la verdad es que el director logró captar bastante bien la atención de los espectadores (y de los fans) manteniendo la atención en todo momento. Había partes que se hacían lentas aunque necesarias, y el desarrollo en general también era un poco aburrido, pero aun así logró unir bien las partes de acción e intriga hiladas al juicio para que la película diera la sensación de más movimiento. Y el juicio en sí no se me hizo nada pesado, es más, creo que fue el momento más esperado de toda la película.

El mayor defecto que yo le podría sacar es la cantidad de personajes nuevos que se incluyen de sopetón y que se desarrollan poco en la película (aunque en dos horas largas qué más se puede pedir). A demás con la poca familiarización que tenemos con los nombres suecos se me hacía un poco complicado, a pesar de haber leído el libro, reconocerlos y determinar qué papel desarrollaban en la trama. Aun así eliminaron unos pocos para simplificarlo todo, sin alterar los hechos relevantes del libro, de manera que fuera sencillo seguir el hilo.
En cuanto a los personajes en sí la verdad es que siguen estando bastante bien retratados, sobre todo la protagonista, que ya es bastante complicado captar en una pocas horas la esencia de toda una saga. Pero no, no me importaría felicitar a los actores en persona. Y esa es otra de las cosas que me llamó la atención de los libros, la edad de todos los personajes, que rondan la media de los 40, y lo cual me parece lógico ya que los libros se mueven constantemente en el ambiente periodístico y policial a un nivel bastante profesional. No se ven trintañeros guapos ni mujeres perfectas, y la verdad es que se agradece.

Lógicamente prefiero los libros a las películas, que es lo que se suele decir, pero si se te hace muy pesado leerlos la saga de Millenium no está nada mal si te aburres. Es entretenida, realista en la medida, y está bien hecha, que a fin de cuentas es lo que importa. Le doy de nota objetiva un notable bajo, y de nota subjetiva otro notable.

Enlace de interés:
http://www.serielarsson.com/autor.php

jueves, 4 de marzo de 2010

Las canciones olvidadas

Hay gente a la que le apasiona la música. Gente que tiene una cultura musical impresionante, o que dominan instrumentos como auténticos maestros. Y luego están las personas como yo que ven la música de otra manera, como una melodía de fondo cargada de sentimientos que se escapan entre cada nota que no se toca. Porque hay canciones que realmente emocionan y te tocan la fibra sensible, y según el día todo varía haciendo que la percibas de una manera u otra.
Si recopilásemos todas esas canciones nos saldrían infinitos estados de ánimo, uno o incluso varios por cada una de ellas. Nos identificamos con esos sonidos, y pueden hacernos reír, nos pueden dar valor, fortaleza, hacernos llorar, sentirnos miserables, enamorados, ilusionados… Y hay muchas de ellas que dejamos en una carpeta y olvidamos, porque nuestra memoria es finita y muy a mi pesar no podría soportar tantísimas cosas. Pero luego están esos momentos en los que caes en una carpeta que hacía tiempo, meses, incluso años que no visitabas y ves unas letras que forman un nombre que te suena. Y de repente recuerdas parte de la melodía, o quizás sencillamente el sentimiento que te transmitía esa canción, y al abrirla y sonar las primeras notas en el reproductor te reencuentras con una parte de ti que habías dejado allí posada. Y es que la mente humana es maravillosa.

Tenemos una gran facilidad para asociar recuerdos con cosas, olores, sabores, momentos, incluso sentimientos. A veces podemos pasar días sin saber muy bien como expresarnos, o sin llegar a recordar del todo qué es lo que sentimos o dónde lo sentimos antes, hasta que un pequeño fragmento es recuperado de alguna parte, evocado por algo que hay a tu alrededor, y vuelve. Es casi mágico pensarlo, y la sensación de felicidad que en muchas ocasiones deja te recobra el ánimo. Es como volver a abrir una caja muy vieja y polvorienta que estaba oculta, llena de recuerdos y cosas. Es una lástima que realmente no dispongamos de una caja material para poder almacenar correctamente todas esas cosas, porque hay tantas que se pierden con el tiempo…