Sin margen y sin abismo

Podría haberse llamado de muchas maneras, de infinitas maneras, pero el resultado habría sido el mismo.

Así está bien.



jueves, 4 de marzo de 2010

Las canciones olvidadas

Hay gente a la que le apasiona la música. Gente que tiene una cultura musical impresionante, o que dominan instrumentos como auténticos maestros. Y luego están las personas como yo que ven la música de otra manera, como una melodía de fondo cargada de sentimientos que se escapan entre cada nota que no se toca. Porque hay canciones que realmente emocionan y te tocan la fibra sensible, y según el día todo varía haciendo que la percibas de una manera u otra.
Si recopilásemos todas esas canciones nos saldrían infinitos estados de ánimo, uno o incluso varios por cada una de ellas. Nos identificamos con esos sonidos, y pueden hacernos reír, nos pueden dar valor, fortaleza, hacernos llorar, sentirnos miserables, enamorados, ilusionados… Y hay muchas de ellas que dejamos en una carpeta y olvidamos, porque nuestra memoria es finita y muy a mi pesar no podría soportar tantísimas cosas. Pero luego están esos momentos en los que caes en una carpeta que hacía tiempo, meses, incluso años que no visitabas y ves unas letras que forman un nombre que te suena. Y de repente recuerdas parte de la melodía, o quizás sencillamente el sentimiento que te transmitía esa canción, y al abrirla y sonar las primeras notas en el reproductor te reencuentras con una parte de ti que habías dejado allí posada. Y es que la mente humana es maravillosa.

Tenemos una gran facilidad para asociar recuerdos con cosas, olores, sabores, momentos, incluso sentimientos. A veces podemos pasar días sin saber muy bien como expresarnos, o sin llegar a recordar del todo qué es lo que sentimos o dónde lo sentimos antes, hasta que un pequeño fragmento es recuperado de alguna parte, evocado por algo que hay a tu alrededor, y vuelve. Es casi mágico pensarlo, y la sensación de felicidad que en muchas ocasiones deja te recobra el ánimo. Es como volver a abrir una caja muy vieja y polvorienta que estaba oculta, llena de recuerdos y cosas. Es una lástima que realmente no dispongamos de una caja material para poder almacenar correctamente todas esas cosas, porque hay tantas que se pierden con el tiempo…

1 comentario:

  1. Y luego están las personas como yo, a las que únicamente les gustan las canciones ágiles y positivas para intentar estar siempre de buen humor esté como esté. A mi no me gusta ponerme canciones que empaticen con mi estado de ánimo porque me siento un poco sadomasoquista y no me funciona, así que mis listas de reproducción en general son una juerga en la que nunca falta ABBA.

    ResponderEliminar

sinmargenysinabismos@gmail.com